

Lo más importante de un coche es garantizar la seguridad de conductor y pasajeros. Además de una cuestión ética, se trata también, de una cuestión de dinero. El promedio de pérdida financiera de un accidente automovilístico es casi dos veces más alta que el de un accidente laboral normal, y aproximadamente en el 40 % de las muertes anuales en el lugar de trabajo hay vehículos involucrados.
Los vehículos eléctricos llevan ya en las carreteras unos seis años. Está claro que cada vez tendrán un volumen mucho más importante de ventas en los próximos años. Así que muchos se preguntan ¿son seguros los vehículos eléctricos?
Mucho humo, poco fuego
En 2011, menos de un año después de que el Nissan LEAF y Chevy Volt echaran a andar, una serie de incendios de vehículos híbridos generó una publicidad engañosa e injusta sobre los eléctricos: que son propensos a prenderse fuego sin previo aviso. Primero, un Chevy Volt se incendió casi un mes después de completar una prueba de choque, y al final se concluyó que el incendio no fue el resultado de un defecto en el diseño del coche y se emitió una declaración pública de que lo sucedido no constituía un mayor riesgo de incendio en comparación con los vehículos convencionales.
Dos años después, el éxito rotundo del modelo S de Tesla se vino abajo brevemente cuando alguien publicó un vídeo del sedán eléctrico de lujo estacionado en llamas en la cuneta de una carretera. Más tarde se supo que el chasis del vehículo había sido perforado por una gran pieza de escombros metálicos que se había caído de un camión, y que el Modelo S había advertido a su conductor sobre el daño con suficiente tiempo como para detenerse y salir del vehículo.
El riesgo real de incendios de batería de vehículos eléctricos
Los paquetes de baterías de iones de litio son la tecnología de almacenamiento de energía preferida para casi todos los dispositivos electrónicos portátiles modernos.
Como todos los metales, el litio tiene un punto de fusión. Si la temperatura de una celda alcanza ese punto de fusión, puede causar que la batería se desestabilice y descargue rápidamente la energía almacenada a temperaturas extremadamente altas, creando incendios o incluso explosiones violentas. Este fenómeno está mayoritariamente asociado a portátiles, móviles y otros dispositivos electrónicos pequeños, pero puede afectar a cualquier batería, no solo a aquellos con química de iones de litio.
La buena noticia es que hay una serie de soluciones tecnológicas y de ingeniería que pueden reducir el nivel de peligro de los incidentes de fugas térmicas de iones de litio en automóviles y camiones muy por debajo de los vehículos de combustión interna:
- Los sistemas avanzados de administración de batería monitorean la actividad de cada celda y transmiten información a una CPU, que puede ajustar el sistema de enfriamiento, advertir al conductor e incluso apagar la batería por completo tan pronto como se detecte un problema.
- Los fabricantes de automóviles también han construido los paquetes de baterías de sus vehículos para resistir daños durante colisiones y pinchazos.
- Las celdas de la batería están segmentadas por cortafuegos, que contienen o al menos reducen la propagación de un incendio, lo que permite que el conductor pueda detenerse y salir del vehículo.
Desde que los coches eléctricos hicieron su primera incursión en el mercado en 2010, los informes de incendios de baterías (al menos en países con estándares de seguridad) han sido mínimos y cada vez más escasos.
Aunque todavía no se ha realizado un estudio definitivo de los incendios de coches eléctricos en los E.E.U.U., la evidencia disponible sugiere que conducir un coche eléctrico es la mejor defensa contra muertes, lesiones y daños derivados de los incendios de vehículos.
La seguridad de serie
Casi todos los modelos de vehículos eléctricos vendidos cumplen o superan las clasificaciones de seguridad de los principales vehículos a gasolina de su clase. Parte de esto tiene que ver con la tendencia de los fabricantes a meter más complementos de serie como una forma de hacer que sus precios de venta altos sean más apetecibles para los consumidores. Por ejemplo, el Nissan LEAF viene con un sistema avanzado de air bag, estabilidad electrónica y control de tracción, mientras que otros sedanes que no son de lujo generalmente no lo llevan.
Cuanto más pesado, mejor
Gracias a los enormes paquetes de baterías necesarios para hacerlos funcionar, los coches eléctricos son significativamente más pesados que los de gasolina. Esto en sí mismo es una gran ventaja de seguridad, ya que los coches más pesados tienden a «empujar» a los más ligeros en caso de una colisión, lo que hace que la distribución de la fuerza sea más favorable para los pasajeros del vehículo más grande. Sin embargo, desde el punto de vista de la prevención de accidentes, el beneficio real de un coche eléctrico es que la mayor parte de su peso se mantiene cerca del suelo y se distribuye de manera más uniforme. Esto ayuda a prevenir los vuelcos (más comunes últimamente en los SUV), que es una variedad de accidente impredecible y, a veces, mortal.
El buen mantenimiento contribuye a la seguridad
El beneficio de un buen mantenimiento de un coche eléctrico, desde el punto de vista de la seguridad, proviene del reducido desgaste de los frenos. Gracias a los sistemas de frenado regenerativo, que capturan y restauran la energía que de otro modo se perdería por la fricción, ejercen una presión mucho menor sobre sus pastillas de freno. Esto ahorra algo de dinero en costos de mantenimiento, pero además, y sobretodo más importante, puede salvar vidas.
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